jueves, 13 de abril de 2017

HOY ENTREVISTAMOS A MARÍA ÁNGELES ORTEGA RODRÍGUEZ



Biografía y entrevista a María Ángeles Ortega Rodríguez:
Por: Dr. Omar G. Guillermo Henríquez y el equipo de redacción de la Revista Ávila en Salud.


María Ángeles Ortega Rodríguez, nació en Sanchidrián, Provincia de Ávila, en 1955. Es Licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de Salamanca y Doctora en Medicina y Cirugía (apto cum laude), Especialista en Psiquiatría y Psicoterapia. Su vida profesional ha estado ligada a los Servicios Sociales y al desempeño de funciones pública en diversas áreas como Responsable de la Unidad de Desintoxicación de Drogodependencia del Hospital Provincial de Ávila hasta 1996; Gerente de Servicios Sociales (1996-1998); Directora de Atención a Personas Mayores y Personas con Discapacidad de la Junta de Castilla y León (1998-2000); Jefa del Departamento Territorial de Familia e Igualdad de Oportunidades de la Junta de Castilla y León en Ávila (2007-2011). Ha sido Diputada por Ávila en la IX Legislatura, en la que fungió como Portavoz de la Comisión de Sanidad y Servicios Sociales, Senadora por Ávila entre 2011 y 2015, Vocal en la Comisión de Cooperación Internacional para el Desarrollo, Vocal en la Comisión Especial de Estudio sobre el Trabajo y la Explotación Infantil, en la Comisión de Personas con Discapacidad sin Causas Aparentes, y en la Comisión Mixta para el Estudio de Problema de las Drogas. Actualmente ocupa el cargo de Sub-delegada del Gobierno en Ávila.



Entrevista:

Usted es Médico, especializada en Psiquiatría. Nos gustaría saber cómo fue ese proceso.
Agradezco la pregunta porque la verdad es que a mí me viene todo el interés por mi especialidad desde pequeña. Se me da bien escuchar y de niña me recuerdo escuchando los llantos de los demás. Llantos, por supuesto, a nivel metafórico, tanto en la escuela como después, en el colegio, como en la familia. Tuve muy claro desde el principio que me gustaba escuchar a la gente, que se me daba muy bien entender lo que sentían, aunque no siempre lo expresaran, y recuerdo ejemplos como aquellos en los que algunas veces nadie entendía la reacción determinada de una persona y yo me decía “pero si es que le está pasando esto o aquello”, lo que me hacía empatizar con ellas.

¿Entonces podríamos decir que se trata de una vocación?...
Totalmente. Es una vocación porque siempre tuve esa sensación desde que tengo uso de razón. La
empatía, el ponerme en el lugar del otro, es algo que define mi vida.

Usted nació en Sanchidrián, ¿Qué lugar ocupa su pueblo en el desarrollo de su vida, en su formación y en el nacimiento de esa vocación?
Para mí lo es todo. Mi niñez y juventud fueron épocas maravillosas. Sanchidrián, a pesar de tener muy poca población, fue siempre un pueblo muy abierto, muy divertido y con mucha gente de fuera, especialmente de Madrid, lo que le daba una mayor apertura. Los veranos eran muy divertidos por ese elemento en el que las distintas visiones de gente que no era de allí le daban. Tengo claro, estudiando las necesidades básicas de Maslow (Abraham Maslow, psicólogo estadounidense conocido como uno de los máximos exponentes de la psicología humanista), que esa “necesidad de pertenencia” de la que él hablaba siempre corresponde a un lugar. Y mi necesidad de pertenencia está indefectiblemente ligada a Sanchidrián.

Me siento muy abulense, pero también por ser de Sanchidrián. Entonces, mis orígenes están allí, mis
principios, mi familia... Es el lugar donde empecé a ser la persona que soy hoy. Mi personalidad tiene mucho que ver con las personas que me rodearon.

No tuvo entonces que elegir carrera porque ya venía de Sanchidrián con su vocación desarrollada. ¿Cómo fue ese momento en el que usted pudo acceder a la universidad y tener la oportunidad de hacer la carrera que usted quería? 
Pues hay una anécdota muy curiosa, a propósito de que estos días estamos hablando de la Selectividad, y es que misteriosamente se perdió mi examen. Pero gracias a esa vocación que digo que persiste desde hace muchos, muchos años, fui a ver al Decano de la Facultad, porque no entendía que no llegaran los resultados, los de los demás eran conocidos, pero yo estaba con un estado de angustia indescriptible. Llegué a pensar que incluso no podría ser médico. Finalmente encontraron el examen y afortunadamente era un buen examen. Eso me lleva a pensar retroactivamente que si no llego a reclamar en aquel momento, quizás todo hubiera quedado allí mismo, lo que me marcó como
una persona reivindicativa desde esa etapa de mi vida.

¿Fue difícil su paso por la universidad contando con el elemento de que era mujer? 
En ese momento había más hombres que mujeres en la carrera médica. Pero yo realmente no he vivido esa discriminación por ser mujer en el acceso a la universidad, a pesar de que si que se dan episodios discriminatorios por sexo en los lugares de trabajo, hay desigualdad salarial y en el acceso a puestos relevantes en la etapa profesional. Pero pienso, y siempre lo he dicho, que las mujeres debemos ir a los lugares sin pensar si nos dejan o no hacer tal o cual cosa. Y yo he ido así desde pequeña. Esa frase que dicen algunas mujeres de que “he tenido que demostrar más que un hombre” yo no la he sentido en mi. No sé si es que he podido demostrar que era capaz sin proponérmelo, sólo porque buscaba alcanzar un objetivo. En conclusión, como médico, no he sentido ese nivel de discriminación por ser mujer. Todo lo contrario.

¿Cree que existe alguna diferencia destacable entre el desarrollo de su actividad profesional en el ámbito público frente al ámbito privado?
Yo mantuve durante años una consulta privada, de los que puedo decir que fueron unos años maravillosos. Cuando ejercí la medicina en lo público no existía la exigencia del tiempo, que limita esa dedicación de los médicos a sus pacientes. Por lo que me dedicaba a los pacientes sin establecer un límite de tiempo, porque cada uno es diferente y tiene unas necesidades diferentes. Sólo creo recordar que en una ocasión un Gerente, al que también tengo mucho que agradecer, que estuvo en el hospital psiquiátrico, me dijo que tenía que ver más pacientes por hora, y me acuerdo que le dije “si quieres que sólo de una palmada en el hombro los veo, pero si quieres que siga haciendo mi trabajo entonces no me pidas eso”.

Usted ha sido responsable de la Unidad de Desintoxicación de Drogodependencia del Hospital
Provincial. ¿Cómo fue esa experiencia? 
Había en aquella época, hasta el 1996 que estuve desempeñando ese puesto, bastantes problemas con las drogas y el alcohol. Pero lo que más había era una oposición frontal a que alguien se dedicara a tratar esos temas. Mi lucha, la de mucha gente, consiguió objetivos más allá de los que yo misma esperaba. La Unidad convirtió con el tiempo en Unidad Regional de referencia. Esa Unidad, de la que puedo decir que es como un hijo mío, cuando la cree tenía mucha oposición por parte de compañeros
y de lo que era el Hospital porque muchos se centraban en que eran personas que robaban o tenían malos hábitos. No veían en un principio la necesidad de ayuda que estaban reclamando esas personas.
La oposición en contra de que se creara esa Unidad fue muy pero que muy fuerte. Luché mucho. Pero también tengo que agradecer que otras tantas personas se pusieran de mi parte. Quiero recordar en este momento al Presidente de la Diputación Provincial, Don Jesús Terciado, y a Don Sebastián González, actualmente Senador, quienes apoyaron mucho mi labor. Una vez salvado ese escollo de la oposición a la implantación de aquella Unidad, empezamos con un programa de desintoxicación de alcohol, luego vino otro de desintoxicación de otras drogas (en aquel momento la Heroína era la droga estrella); y de ahí pasamos a programas de rehabilitación para luego añadir más programas. Yo no conocía nada de gestión, lo que de forma anecdótica puedo decir, que yo no pedía recursos. Lo que hacía era crear más y más programas, y como no pedía dinero siempre me los aprobaban. Decía a mis enfermeras “aquí lo que importa es que lo hagamos bien. Cuando vean que lo hacemos muy bien entonces se darán cuenta de que necesitamos más gente”. Esa ha sido una de mis máximas, crear las cosas, generar la necesidad que luego llegarán los recursos.

Ciertamente fue una máxima con ingenuidad, porque no sabía que se podía pedir ni más dinero ni más personal. En aquel momento, ese tipo de gestión a los responsables políticos encargados de aprobar las partidas les gustaba, porque sin poner mucho más dinero constataban que se daba solución a una problemática que afectaba a una parte importante de la población, a muchos de nuestros vecinos.

Como su vida ha estado ligada muchos años a los Servicios Sociales, nos gustaría que nos hablara de su experiencia como Jefa del Departamento Territorial de Familia e Igualdad de Oportunidades que desarrolló en la Junta de Castilla y León.
Fue una experiencia magnífica porque me ha dado la oportunidad, tanto la Gerencia de Servicios Sociales, en un principio, como el Departamento de Familia, que era la representación de la Consejería en sí, pude estar con los sectores más desfavorecidos y vulnerables. Y eso es lo que ha aportado riqueza a mi vida. Ese contacto con la gente es lo que me ha aportado la poca sabiduría que pueda tener. Me ha hecho ganar en sensibilidad.

Drogodependencia, violencia de género, familia... Muchos colectivos, a los que se suma su experiencia con los mayores y personas con capacidades diversas.
Efectivamente, las personas con discapacidad me aportan cosas cada día, y los mayores me aportaron muchísimo en aquella época. Par mí fue una verdadera sorpresa porque, fíjese, venía de trabajar con personas drogodependientes entre las cuales te hallabas con jóvenes de 26 años al borde de la muerte, pero al trabajar con mayores de 65 años, yo que tenía unos 30 y tantos años, verles con una vitalidad asombrosa. La sensación que tuve fue pasar de la muerte a la vida. Creo que cuando se pasa de esa década de los 50 a los 60, la gente renace de alguna manera. Recuerdo la fi
gura de Don Feliciano Blázquez, una persona con mucha visión, y lo que me dijo una vez: “creo que vas a ser la nieta de todos los abuelos de Ávila”, precisamente por esa sensibilidad que él dijo que vio en mí.

Usted es una política curtida. Como Diputada, ¿qué le aportó su contacto con la Cooperación Internacional y los colectivos de inmigrantes?
Me ha dado tal riqueza que me ha hecho ser más tolerante cada día. No escapamos de escuchar prejuicios, contaminaciones, entonces pienso de otra forma. Creo que el que venga gente de otros países siempre enriquece al que lo recibe. Y esa visión la he ampliado desde que empecé a tratar con gente de distintas latitudes. Siempre el país receptor sale ganando. Puedo aportar algo al debate en contra de la llegada de inmigrantes, y es que, por ejemplo, cuando estuve en el Departamento de Familia, me decía la gente: “es que en las guarderías entran, sobre todo, los hijos de inmigrantes”.
Me lo decían tantas veces que dije “vamos a comprobarlo”. Entonces encargué un estudio cuya conclusión fue que entraba en las escuelas infantiles exactamente el mismo porcentaje que de población extranjera teníamos en ese momento: un 10%. Entonces era exactamente proporcional.
Desmentido el mito. Tratar con gente diferente, que tiene  mucho que aportarnos y enseñarnos nos da una enriquecedora lección: que no somos el ombligo del mundo y que todos somos iguales.

Como Sub-delegada del Gobierno, en una situación de crisis como la que atravesamos, ¿se ha encontrado con dificultades acuciantes para poder gestionar las demandas ciudadanas? 
Otra de mis máximas es pensar que cuando la gente viene a reivindicar no es contra mi persona, sino contra aquello que ocurre en el país. Mi respuesta tiene que ser normal, tengo que ponerme en su lugar. La psiquiatría, mi profesión, me vale para esto, para ser empática con las situaciones particulares de las personas.
Eso me está dando una cordialidad con los abulenses que es fabulosa. Todos los días me voy contenta. Puedo venir sin ganas, porque soy muy perezosa para levantarme, pero una vez aquí, ver lo que hay que hacer y actuar dentro de nuestras posibilidades para ayudar a nuestra gente hace que cada tarde me vuelva a casa contenta.

Se va contenta a casa después de aportar su granito de arena al bienestar general de las personas... Pero ¿tiene tiempo libre para usted?
Si. Siempre se ha dicho que los más ocupados somos los que más tiempo tenemos. ¡Y eso lo tengo comprobado! En mi familia, cuando toca algún cumpleaños, yo soy siempre la encargada de comprar el regalo. O sea que por algo será.


Yo siempre estoy. Me pasa con la familia en general, siempre tengo tiempo para ellos, y con los amigos igual. Por ejemplo, tenemos un grupo en mi comunidad que lo llamamos “Las Chicas de la Piscina”. Pues en ese grupo hacemos, de vez en cuando, una fi esta. Y yo nunca falto a ninguna.

¿Hace algún deporte en ese tiempo libre del que dispone? 
Sí. Procuro caminar, nadar en verano, y dos días por semana hago un pilates personalizado.
Entonces, caminar, nadar, pilates... son los pilares del mantenimiento de su buena salud física, su vida sana. ¡Y bailar! Aunque lo hago en casa. Por ejemplo, un domingo por la mañana si me levanto a buena hora, pongo música y me dispongo a bailar.

¿Qué consejo daría a nuestros lectores para que trabajen su vida sana, su bienestar personal?
Yo creo que es fundamental tener cada día ratos de intimidad consigo mismo. Esto desde el punto de vista psicológico. Esos ratos de intimidad ayudan a tu ser, porque son en los que reflexionas. En este mundo en el que todo va tan de prisa si yo no tuviera un momento de intimidad conmigo misma en el que pudiera pensar, pudiera sentirme, creo que metería la pata, porque sin querer la velocidad te arrastra. Hay gente a la que le da miedo estar sola consigo misma, y prefieren estar siempre en acción, lo que no les permite conocerse.
Por otro lado, moverse también es  fundamental, aunque sin olvidarse de esa reflexión diaria. La frase muy conocida que reza “poco plato y mucho zapato” pues es totalmente verdad. Hay que comer bien, comer con apetito, no abusar de la comida. Y otra cosa muy importante es el dormir bien. Tengo claro que la actividad tan agitada que he logrado mantener durante toda mi vida es gracias a que puedo dormir muy bien.

¿Regresaría al ejercicio de la Medicina?
Sí que lo haría. De hecho no lo he dejado porque he seguido de voluntaria en muchas ocasiones, por ejemplo, en Cruz Roja. De hecho, el lugar donde estaba mi consulta privada sigue abierto aún.

PREGUNTAS RÁPIDAS
1. ¿Deporte o entretenimiento? Entretenimiento.
2. El mejor recuerdo... Mi tesis doctoral.
3. Una palabra que nunca diría... Nunca.
4. Un consejo al que siempre recurre... Ser cada día
la mejor persona y la mejor profesional.
5. ¿Chuletón o Cochinillo? Cochinillo.
6. ¿Playa o Montaña? La playa.
7. Una frase favorita...  Lo ha hecho lo mejor que ha sabido.



Entrevista publicada en la Revista Ávila en Salud © ‎Edita: Servicios de Atención Médica Integral XXI, SL (SAMI XXI). Director: Dr. Omar G. Guillermo Henríquez. / Depósito Legal: AV 130-2014   / ISSN 2386-8813 / copyright.   http://revista-avila-en-salud.blogspot.com.es/ #MariaAngelesOrtegaRodriguez #EntrevistasyBiografias  #RevistaAvilaenSalud





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